Cuando pensamos en la traducción audiovisual, a menudo la asociamos automáticamente con el cine y las series de televisión. Sin embargo, la industria del videojuego no para de crecer y cada vez son más los estudiantes de traducción interesados en explorar la vía de la traducción de videojuegos. Cada tipo de traducción audiovisual tiene sus particularidades y sus propios retos, pero la traducción de videojuegos es quizá la más compleja por diversos motivos.
Una de las primeras aclaraciones que hace el doctor en Traducción e Interpretación por la Universidad de Vigo Ramón Mendez en esta entrevista con Europa Press es que se trabaja, ante todo, con el inglés, pues la práctica habitual es traducir los distintos títulos, vengan de donde vengan, a la lengua de Shakespeare, y de ahí al resto de idiomas. Pero, si bien la localización de juegos no requiere un dominio de numerosas lenguas, sí que requiere otras competencias.
"Localizar un videojuego es un proceso complicadísimo, larguísimo y que roza lo artesanal. Son muchos los problemas que debemos estar preparados para afrontar en este sector", comenta Méndez, que aclara que es esencial estar dispuesto a trabajar en equipo y sin contexto, porque a menudo el material visual no está disponible cuando comienza la traducción, además, hay que solucionar problemas como la restricción de espacio, o los distintos códigos que se emplean en programación.
La web de ATRAE, en su apartado dedicado a la localización de videojuegos, da algunos detalles al respecto y coincide bastante con lo que cuenta Méndez:
"En la localización de videojuegos el traductor se encarga desde la traducción de los textos que aparecen en pantalla hasta el ajuste de guiones para doblaje. Además de la creatividad propia de la traducción audiovisual, también se requieren conocimientos de traducción técnica o incluso jurídica, ya que este tipo de productos abarca multitud de tipologías textuales. El principal escollo con el que se topan los profesionales de esta rama radica en la absoluta falta de contexto en la mayor parte de los encargos. Lo habitual es que el traductor reciba los textos sin contexto audiovisual, puesto que el producto todavía se encuentra en fase de desarrollo, lo que provoca incoherencias con lo que luego aparece en pantalla, que son corregidas en un proceso de testeo posterior."